Alaridos y lágrimas (Reflexiones sobre la crisis)*
Argentina se ha sumado alegremente al mito social dominante del siglo XX: el mito del pobrecito. Desde él, el fracaso ha sido auroleado como una virtud; la mendicidad como un derecho: el no hacer o el hacer mal los trabajos como respuesta a la “injusticia del sistema”; la violencia como acción legítima del incompetente para vivir. El piquetero de hoy es fiel reflejo de la vigencia del mito del pobrecito. Lo que otras culturas denominan “perdedor” y no merece reconocimiento alguno, entre nosotros se ha metamorfoseado: no tener, no hacer, no ser, son modos meritorios de estar en el mundo. Y sus derechos deben ser protegidos.
* 1 de septiembre de 2002.
Apuntes sobre el absurdo*
La realidad externa y nuestra interioridad ostentan un orden provisional. En el encuentro de esos dos universos cabalga nuestra vida. Desde ella consentimos habitualmente en reconocer en aquellos significaciones estables. Desde ella también, abruptamente, solemos suspender esos principios de orientación. Porque hay un mundo (el de cada uno) que alguna vez se muestra sin justificación, sin sostén, y es, por eso, un mundo insostenible.
* 13 de junio de 1971.
Izquierdas y derechas*
¿Qué queda hoy de la oposición de esos bandos? ¿Cuál es el enemigo silencioso que acabó con ellos sin disparar un tiro? La respuesta es simple: el virus de la libertad. Creativo, emprendedor de iniciativas modestas pero imprevisibles, rompió las barreras tribales y los cercos de derechas e izquierdas, desfondó la historia, aventó las cenizas de los credos mostrando que izquierdas y derechas eran una misma actitud adversa a la creatividad de las personas, Desorientada, la historia empieza a trotar con el rumbo imprevisto que esas personas le imponen sin proponérselo.
* 28 de febrero de 1999.
Polémica*
Hay hechos mencionados por mí en la nota (sobre el libro de Bobbio, Derecha e izquierda) que han herido el alma noble de ese lector: que la dictadura militar chilena de los años 70 y 80 se sometió a tres plebiscitos, que puso a Chile en la vanguardia del desarrollo latinoamericano. Son razones que pueden apenar a cualquier espíritu generoso. Pero, por desgracia para él, son hechos registrados y suficientemente verificables. Lo mismo que sostener, como hice en la nota, que la Cuba de Castro es la dictadura militar más antigua de Latinoamérica. Observe, señor director, que se trata de simples descripciones que no incluyen juicio de valor alguno por mi parte: hubo un golpe armado en Cuba contra Batista, se tomó el poder militarmente y se perpetúa en él por 36 años sin permitir que el pueblo decida libremente si está de acuerdo o no. Mis descripciones inofensivas, note también, provocan la indignación moral: soy una “obscenidad bochornosa” de una “tremenda bajeza intelectual” por atreverme a señalar con el dedo lo que cualquier ojo puede ver si no está nublado por la beatitud ideológica.
* 18 de junio de 1995.
El conocimiento del futuro*
Si el determinismo fuera verdadero en el orden humano y nos ofreciera su crónica detallada del futuro, lo alteraríamos. Esto es, lo haríamos falso. Sabedora de su derrota futura, ¿se habría lanzado Alemania a la segunda guerra mundial en 1939? Conociendo el resultado adverso del último plebiscito, ¿habría De Gaulle convocado en iguales condiciones esa consulta? Parece suficientemente claro que si supiéramos el futuro lo modificaríamos. Y ello equivale a decir que no podemos conocerlo. El conocimiento viene a introducir una cuña de incertidumbre en las predicciones sobre acontecimientos humanos. Tal vez eso queremos decir cuando sostenemos que el hombre es libre. porque su futuro está en sus manos.
* 23 de agosto de 1987.
Un pensador contra el “pedagogismo” y el “ideologismo”
Por Nicolás Zavadivker
Para LA GACETA - TUCUMÁN
Hace cinco años fallecía el filósofo y escritor tucumano Jorge Estrella. De amplia trayectoria en docencia universitaria en Argentina y Chile, en nuestra provincia era conocido sobre todo por sus filosos ensayos que publicó por más de 50 años en LA GACETA Literaria.
Persona lúcida y audaz, asumió posturas alejadas de la corrección política, entre ellas un fuerte alegato a favor del liberalismo y contra toda forma de colectivismo, especialmente el marxismo. Curiosamente fue perseguido por la Triple A, entre otros motivos por portación de apellido: su padre, el escritor Omar Estrella, era comunista y su librería recibió la primera bomba en Tucumán de esa infame organización. Su hermano, el notable pianista Miguel Ángel Estrella, adhería al peronismo de izquierda y fue secuestrado por la dictadura uruguaya.
Temiendo por su vida, Jorge Estrella huyó en 1975 hacia el Chile de Pinochet, donde pudo desempeñar su profesión sin inconvenientes, lo que lo llevaría a realizar una cierta defensa de la dictadura chilena, otra de sus opiniones que generaron polémicas.
Estos posicionamientos le valieron cierta marginación en el mundo académico, a la que se sumaba su espontánea condición de persona solitaria y de carácter, alejada de los ritos sociales.
En relación al ámbito universitario, donde desempeñaba su labor docente, Estrella no se sentía a gusto con el curso contemporáneo de la filosofía. En su libro La filosofía y sus formas anómalas denunció lo que consideraba modos adulterados y muy difundidos de ejercer esta disciplina. Entre ellos el ‘pedagogismo’ (la idea de que la tarea del filósofo se limita a investigar y escribir sobre los clásicos de la filosofía, esto es, realizar textos pedagógicos) y el ‘ideologismo’ (la idea de que la filosofía debe ser ante todo una doctrina para la acción política).
Frente a esas ‘formas anómalas’, Estrella se inclinó por lo que denominó una ‘filosofía desde la ciencia’. Consideró que la revolución del conocimiento actual está pasando por la ciencia, y que ésta nos lleva a modificar nuestra imagen del ser humano y del cosmos, dos temas centrales de la metafísica tradicional que -según su visión- ya no parecen interesar a los filósofos profesionales. Así, consideró -por caso- que los resultados de la neurobiología y de la propia teoría de la evolución son relevantes para abordar con una nueva mirada la relación mente-cuerpo, o que algunas conjeturas físicas nos acercan a descifrar un posible sentido del universo.
Ese intento por vincular el quehacer filosófico con los resultados de la ciencia no lo llevó -como podría parecer- a defender una visión tradicional sobre ésta. Por el contrario, fue crítico de la tradición positivista, del determinismo físico heredado de Newton y del materialismo (en tanto negador de la mente).
En contraposición al determinismo de la física clásica, consideró que el universo no es un mecanismo perpetuo de relojería sino que posee una historia evolutiva, con un origen y un probable final. En el mismo fueron surgiendo órdenes de realidad cada vez más complejos, lo que implicó una verdadera innovación de la naturaleza. Estas ideas vuelven más verosímiles novedades en la historia del universo tales como la aparición de la vida, de la conciencia y posteriormente de la mente humana. En sintonía con autores como Popper y Prigogine, defendió la tesis de un universo abierto, con propiedades emergentes que se asientan en sus elementos constituyentes pero que no se reducen a ellos.
En suma, Jorge Estrella dejó un atractivo legado intelectual que invita a la discusión y que goza de gran actualidad.
© LA GACETA
Nicolás Zavadivker - Doctor en Filosofía, docente de la UNT.
Perfil
Jorge Estrella se graduó en 1962 en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNT, institución de la que fue profesor desde 1965. La Filosofía de la Ciencia fue su especialidad. Ejerció la docencia por varios años en la Universidad de Chile, país en el que estuvo exiliado en la décad a del 70, y también dictó cursos en universidades de Salta, Santiago del Estero y San Juan. Estrella fue autor de 24 libros de ensayos y relatos. Obtuvo el premio Rojas Paz, el Hernández Catá y el José Martí por su obra filosófica y narrativa. Publicó sus primeros textos en LA GACETA Literaria a mediados de los 60 y se convirtió en uno de los colaboradores más asiduos y destacados del suplemento. Su último artículo fue “Los sermones y la Iglesia”, publicado el 12 de agosto de 2018, al que le siguieron varias polémicas. “Adioses” es un texto póstumo, aparecido en este suplemento, cuatro días después de su muerte.